Porque las tortas trabajamos en todas partes sorteando, aguantando y también enfrentando las discriminaciones.
Porque hay miles de docentes lesbianas que deben callarse porque lo que gobierna en muchas mentes son los prejuicios.
Hay funcionarias lesbianas en el Estado, en las empresas privadas, lesbianas trabajadoras atienden el teléfono en empresas multinacionales. Hay lesbianas que venden empanadas en la calle, lesbianas yuyeras, enfermeras lesbianas mal pagadas, lesbianas trabajadoras domésticas explotadas.
Las lesbianas que cultivan la tierra soportan desalojos y sufren en directo los efectos de los agrotóxicos. Las lesbianas de pueblos indígenas tienen miedo en sus comunidades porque la religión colonizadora hace siglos que descompuso todo.
Las lesbianas sindicalistas aguantan las bromitas en las reuniones, las secretarias hacen esfuerzos extras para que nunca haya razones para echarlas.
Muchas lesbianas siguen creyendo que ser lesbiana es una razón para que te echen de tu trabajo porque la cultura dominante es el silencio.
Así que este 8 de marzo paramos porque somos una parte de la mitad del mundo que se está revelando contra este sistema machista-patriarcal-hetero-cis-sexista-racista-capitalista-extractivo y mucho más.
Paramos porque entre las mujeres, las tortas también aportamos al mundo, también hacemos gratis trabajos de cuidado para que nuestras familias “aguanten mejor” nuestra lesbiandad, le cuidamos a nuestra suegra que nunca nos aceptó, le cuidamos a la hermana, a la tía, hasta a la vecina y a la mascota de la vecina.
Paramos porque somos parte de esta bella revolución. Paraguay ya no es el mismo, ya se nos ve entre la colorida diversidad de las mujeres.