La cámara de diputados acaba de declararse en contra de la igualdad, en contra de la Constitución Nacional, en contra de los Derechos Humanos.
Los grupos de poder anti-género, anti–derechos de las mujeres, anti-derechos LGTBI, ultra conservadores, fundamentalistas católicos y evangélicos (va en masculino plural porque les gusta) se autodenominan con un nombre que no tiene nada que ver con muchas vidas ni con muchas familias. El poder político del Paraguay está plagado de estas ideas fascistas que buscan la exclusión de muchas personas tapándose con el asunto de la familia.
Declararse “pro vida y pro familia” no tiene un significado literal. Ser “pro vida” significa estar en contra del derecho a decidir de las mujeres (y de las personas gestantes) sobre su vida y su cuerpo, es estar básicamente en contra del aborto. El resto de las vidas no les importó nunca.
Bajo el término “pro familia” se esconde una virulenta lucha contra los derechos de las personas LGTBI. Que no tengamos derechos, que siga habiendo discriminación y violencia. Ese es su sueño. En su mundo no cabemos, en nuestra idea de mundo plural caben sus familias, aunque no sus ideas.
Que la cámara de diputados se haya declarado “pv y pf” significa que el estado tiene una religión y que no soporta la pluralidad, que no respetan que el estado es aconfesional, que los derechas humanos son solo para quienes tienen una sexualidad como su dios manda y una identidad sumisa a la normativa de cómo hay que ser hombres o mujeres. Los grupos anti-todo ya no hablan de Dios y su religión, sino que se inventan excusas para decirlo de otra manera, pro-vida y pro-familia es el nombre actual de la intolerancia.
Nosotras no vamos a volver al clóset, que lo sepan.
Aireana, grupo por los derechos de las lesbianas
Asunción, 19 de diciembre de 2018