La fiebre de Bajac

abril 15, 2020

 

Hoy tuvo lugar la sesión para tratar la pérdida de investidura de la senadora Bajac, pastora evangélica que ocupó su banca sin derecho a ocuparla.

El resultado después de un largo debate fue que perdió. Vimos como nuestrxs legisladorxs pueden defender lo indefendible o tener mucha vehemencia cuando les interesa. Ya sabemos eso.

 

Muchas veces el senado (también la cámara de diputadxs) funciona como si estuviera poseído por una inercia sin argumentos: rechazan ayudas por una anacrónica obsesión anticomunista, aprueban o rechazan proyectos de ley sin discutir, discuten nimiedades durante horas. Es un espacio donde las ideas circulan poco. Hoy asistimos a discursos con mucho detalle operativo, pero con pocos análisis del fondo de asunto (sólo algunos).

 

En marzo del año pasado el senado se declaró “pro-vida y pro-familia” porque Bajac presionó para eso, pero su declaración no tenía argumentos. Bajac debía haber sido expulsada hace rato: por pretender borrar la pluralidad ideológica, por despreciar la Constitución Nacional, por imponer su religión en el marco de un Estado de derecho. Pero no fue así en todo este tiempo.

 

Este juicio para despojarla de su investidura develó la soberbia y caradurez de quien se cree inmune a todo, incluso a un virus. Puso al descubierto el uso de recursos públicos para intereses personales, el manejo de su tiempo como senadora para intereses religiosos, su irresponsabilidad al contagiarle a toda la gente que se cruzó con ella, incluso su familia.

 

Para nosotras, Eugenia Bajac representa la arbitrariedad del fundamentalismo religioso, un Estado empapado por un discurso y un accionar anti-derechos humanos, el empeño en no permitir que todas las personas tengamos derechos y sobre todo el uso de la vieja política, tan presente: usar al Estado para sí misma, y para mantener sus privilegios.

 

Ahora la fiebre del COVID (nunca mejor dicho) tiene como resultado que Bajac ya es ex -senadora. No todo es gratis, señora Bajac.

Celebramos que no legisle más por ahora. Aunque sabemos que no es por el perjuicio que le hace al Estado de derecho, sino porque queda bien sacarla en medio de esta pandemia y el senado necesita algo de buena imagen.

 

Nos libramos de una pastora evangélica en el senado, Octavio Schapt ocupará su lugar. Esperamos que no sea peor, aunque nunca se sabe.

 

Asunción, Paraguay – 2020.